En el artículo anterior hablé de los orígenes del Fútbol de Carnaval o Fútbol Medieval, también hice mención de cómo se jugaba y como estaba conformado, en esta segunda parte quiero hacer mención del impacto que tuvo en su época y su derivación.
Aunque ya a principios del siglo IX se practicaba el juego de pelota en Inglaterra. Ésto también se demuestra un relieve del siglo XI de la Catedral de Gloucester, donde aparecen dos hombres tras la disputa de un balón con gran coraje. Empero el registro más antiguo de una actividad con características similares al fútbol moderno data desde el año 1170, de la mano de un texto de William Fitz Stephen, donde explicaba la realización de un juego de pelota y, para lo cual no se utilizaba el término de fútbol, practicado por la juventud londinense. La violencia de estos juegos y la necesidad de que los soldados practicaran la arquería ocasionaron que el Rey Eduardo II de Inglaterra, prohibiera el juego hacia 1314. La pena era de cárcel y la razón el ruido que ocasionaba. A partir de entonces y, como eran muy populares, los juegos se continuarían practicando pero de forma ilegal.
Como he citado en reiteradas ocasiones, si el fútbol generó un enorme entusiasmo en la gente común de las islas, ocasionó por otra parte y sin mucho éxito, que las autoridades intervinieran en contra del mismo por las reacciones violentas que generaba. Otra anécdota data de la “Guerra de los Cien Años” que se libró entre Francia e Inglaterra (1337 a 1453) y es que el fútbol no era bien visto en la Corte. De ahí que Eduardo III, Ricardo II, Enrique IV y Enrique V, también castigaran a todos sus practicantes ya que privaba a sus súbditos de realizar ejercicios militares más útiles como el tiro con arco, principalmente.
Todos los reyes escoceses del siglo XV se sintieron obligados a censurar y, hasta prohibir, el fútbol. Muy famoso es el decreto que publicó el parlamento que fue convocado por Jaime I en Perth, en 1424. A pesar de todos estos esfuerzos, el amor de luchar por el balón era demasiado profundo para poder ser erradicado. Con la llegada de la dinastía Tudor y Estuardo, estos juegos florecieron de nuevo. En Inglaterra, pese a la influencia del “calcio” practicado por los estados italianos como Florencia y Venecia, era rudo y poco elegante, pero encontró en esa época un seguidor prominente que lo alababa por otras razones diferentes a las de los jugadores: el célebre pedagogo Richard Mulcaster, le adjudicó a este deporte causa en valores educativos positivos, señalando que el fútbol fomentaba la salud y la fuerza. Además, propuso eliminar las brusquedades, limitar el número de participantes por equipo y la incorporación de árbitros más severos.
Hasta esa época la oposición al fútbol por parte de las autoridades, se debía a cuestiones relacionadas con el desorden público. En 1608, por ejemplo, en Manchester se prohibió por la cantidad de ventanas rotas a causa de su práctica. En el transcurso del siglo XVII sumó un nuevo frente de ataque: en los lugares donde comenzó a expandirse el puritanismo, se tildó a los deportes de frívolos en general y la lista la encabezaba el fútbol. De hecho Oliver Cromnwell intentó abatirlo pero con la restauración y el reinado de Carlos II, pronto volvió a retomar su antiguo auge. Se le consideraba además y en primer lugar, como perturbador del descanso dominical y, al igual que el teatro, fuente de ocio y vicios. En esta época se sentaron las bases de la prohibición de los entretenimientos los domingos y la práctica del fútbol pasó a considerarse como un tabú. Permaneció así durante los próximos 300 años.
En 1889, un partido opuso a jóvenes de Mellionec, de Plouay y de Locuon: hubo más de quinientos participantes. En ciertas ocasiones son los hombres casados quienes se enfrentan con los solteros. Para animarlo, todos los habitantes se deslazaban. Antes de las prohibiciones, bajo el antiguo régimen, el clero y la nobleza se implicaban también en estos deportes. Empero a pesar de la importancia del juego, personas nobles y miembros del clero abandonarán la práctica en el curso del siglo XVIII.
Durante varios siglos, no se registró casi ningún desarrollo en el fútbol. Este deporte prohibido durante 500 años no pudo ser eliminado. Hoy en día se sigue realizando una celebración en la localidad inglesa de Ashbourne, de la tradicional Royal Shrovetide football, donde se practica este deporte. Si bien, los orígenes del fútbol de carnaval son inciertos y por más debates que existan en cuanto al origen de este deporte y sus influencias de los cultos, hay algo que no puede ser refutado, si bien en su aspecto rudimentario nació hace más de mil años, el fútbol tal y como es hoy en día lo conocemos gracias a que tiene su cuna en el Fútbol de Carnaval practicado en las Islas Británicas. Fue muy notable la pasión por el fútbol durante la época isabelina. Coadyuvó a intensificar el entusiasmo local la influencia heredada de la Italia del Renacimiento, especialmente desde Florencia, auque también dicha influencia podía venir desde Venecia y otras ciudades , donde se conocía el juego como “CALCIO” y del cual hablaré posteriormente.
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