Nos dice el Premio Nobel de la Literatura, el mexicano Octavio Paz, en su famosa obra “El Laberinto de la Soledad”: “Al llegar los españoles al nuevo continente, encontraron una civilización perfectamente estructurada: Mesoamérica”, Capítulo V sobre la Conquista y Colonia de la misma obra. Y es verdad, en esa vanidad del conquistador Europeo pensó que llevaba civilización a otras partes. Y en una de esas frases vacías y sin sentido he llegado a escuchar que los mesoamericanos no conocían la rueda. Sin embargo, sí la conocían solo que la consideraban sagrada, de ahí que no la usaran, y no hay mejor prueba de ello que el Juego de Pelota Mesoamericano, conocido como Pok-Ta-Pok, en lengua maya, por los primeros en establecerlo y que fueron precisamente este pueblo y como Tlachtli, en lengua náhuatl, por los aztecas. Y es que si hablábamos de que en otras civilizaciones tenía una relación con lo religioso en el sentido de la fertilidad, para los nativos del Nuevo Mundo su relación con lo sacro iba más allá, hasta la creación del propio Universo y de los mismos hombres. Este deporte era una actividad religiosa en sus inicios que servía para así conocer los designios de los dioses. Y es así como se nos narra en la misma Biblia de los mayas, el Popol Vuh, el origen de este deporte creado por los mismo dioses. La práctica de este antiguo juego de pelota se remonta a unos 3,500 años en el pasado y es considerado como antecedente del fútbol actual. Este deporte también es conocido como Taladzi en lengua zapoteca.
Y es que según la mitología, se cree que su origen viene de la creación de los dioses. De esta forma, los mayas jugaban porque era una actuación de su historia y de la creación del mismo Universo. En el Popol Vuh se nos narra como los dioses gemelos, Hunahpú e Ixbalanque, bajan al mismo infierno para retar al juego de la pelota contra los dioses. Los dioses gemelos, nacieron del encuentro que se dio entre Hun-Hunahpú y la doncella Ixquic en las cavernas de Xibalbá. Ahí Ixquic quedó embarazada por la saliva del Árbol de Jícara donde yacía la calavera de Hun-Hunahpú. Posteriormente subiría al mundo exterior a fin de escapar de los Señores de Xibalá. La doncella fue eventualmente aceptada y atendida por Ixmukané, quien criaba a los hijos mayores de Hun-Hunahpú. Éstos molestaban a los dioses gemelos hasta que fueron convertidos en monos por sus hermanos menores. Son Hunahpú e Ixbalanqué quienes encuentran la cancha del Pok-ta-Pok que había sido construido por su padre, pero al momento de ponerse a jugar molestan a los Señores del Xibalbá. Es por eso que son llamados a visitar el inframundo por un gavilán. Ya en este lugar, tuvieron que pasar varias pruebas donde vencieron a los Ajawab de Xibalbá. Después de esta victoria, Hunahpú se convertiría en el Sol mientras que su hermano Ixbalanqué se transformaría en la luna. De esta forma, el Pok-ta-Pok daría como fruto guerreros para convertirse en uno de los estados más poderosos de este tiempo. Y es que los dioses gemelos bajan al infierno ya que quieren recoger los huesos de la gente para así crear una nueva raza de humanos. Al ganar el partido, los dioses les dan los huesos. Es así como se nos narra la creación de los mayas. Esta leyenda era además conocida por todas las culturas existentes de la época.
Investigaciones arqueológicas recientes, fechan en el 1,500 a. C. la construcción de los primeros escenarios para su práctica. Los campos de juego eran construidos junto a los templos. Todavía existen vestigios de este deporte como es el Campo de Juego de Pelota ubicado en las ruinas de Monte Albán. del juego de pelota en Monte Albán. Otro ejemplo de su espectacular infraestructura y mejor conservado lo podemos encontrar situado en la ciudad maya de Chichén Itza, considerada hoy en día una de las Maravillas del Mundo Moderno. También era conocido de forma más correcta como “Pokolpok”.Y como ya dije en la introducción, el ritual de su práctica se extendió a lo largo de tres mil quinientos años de historia prehispánica mesoamericana y se ha encontrado referencias del mismo en todas las culturas de la región, tan al sur como Nicaragua y, posiblemente tan al norte en sitios como Pauimé y algunos de la cultura Femont en el estado de Arizona en los Estados Unidos de América. Durante la dominación española, el juego fue prohibido por el inquisidor Tomás de Torquemada, ya que los españoles le consideraban una adoración a las divinidades indígenas, aunque no desapareció del todo.
El Tlachtli o Juego de Pelota era una actividad practicada por las antiguas culturas precolombinas de México y mesoamérica. Al estar ligado con el Pok-ta-Pok, tenía un sentido religioso y ritual que con el tiempo dejó atrás su contenido cruento para así dirimir conflictos locales o hasta incluso para efectuar apuestas. Todavía existe este deporte en México, obviamente en una versión moderna y cuya esencia es lúdica y deportiva. El Tlachtli se jugaba con una bola maciza de caucho, a la que se debía golpear fundamentalmente con los muslos o las caderas. cuya esencia es lúdica y deportiva. El juego se disputaba sobre una superficie en forma de I mayúscula y acostada ó H horizontal, como puede observarse en el último grabado, y la cual estaba limitada por muros verticales. En el centro, los jugadores situaban un anillo de piedra por el que se intentaba introducir la pelota. Los jugadores portaban sobre el taparrabos un cinturón de cuero, protecciones para sus muslo, caderas y rodillas así como el uso de un guante. Algunos grabados indican también que la práctica de este juego de pelota era realizado con atavíos lujosos. La pelota era obtenida a partir del látex de distintas especies de vegetales y su diámetro era de 12 cm. Era además fabricada de forma masiva. Se supone que el número de jugadores podía variar según las diferentes culturas. En los grabados y pinturas podemos observar que se representan equipos de dos, cuatro, cinco y hasta seis jugadores, los cuales hacían una especie de penitencia la noche anterior al encuentro. Para el desarrollo de éste, se situaban alineados unos frente a otros y se puntuaba haciendo tocar la pelota contra las partes no autorizadas para el juego del cuerpo del adversario o mediante el rebote por encima de la muralla lateral. Existe la controversia de que sí eran los perdedores o los ganadores los que eran decapitados o sacrificados. Por un lado por que se quería tener a los mejores guerreros pero en el último caso era más que nada por ser un honor para ellos el ser entregado a los dioses por ser el mejor y haber ganado en el juego.
Para finalizar tanto el Pok-ta-Pok en maya, Tlachtli en náhuatl o simplemente conocido como Juego de Pelota mesoamericano, su práctica estaba muy relacionada con la historia del universo y con un alto contenido ritual y religioso, además era algo sagrado definido por su misma simbología. Fue prohibido por considerarse una actividad pagana y por los sacrificios que conllevaba pero nos dejó la belleza de su arquitectura que todavía podemos admirar en algunas ruinas. También dejó la aportación por el uso de una pelota de látex. El Ulama y pelota mixteca son juegos parecidos que también pueden derivar del antiguo juego de pelota. El Pok-ta-Pok o Tlachtli, aún sigue siendo practicado en algunos lugares de México y Guatemala como una forma de folklore regional. Y lo más importante, también es considerado como un antecesor de nuestro fútbol actual.